sábado, 2 de abril de 2016

Así Celebro los 2 años de la International Life & Leadership Coaching Academy #Aniversario2ILC


A Veces nos cuesta soñar, porque desde pequeños nos dicen que hay que pisar tierra, que no se puede creer en lo que no existe y mucho menos creer que nosotros podemos hacer que exista eso que queremos. Es una constante lucha en ser racional o soñador. Es una disyuntiva entre la razón y la emoción.  Y es que a veces no logramos las cosas, no porque sean difíciles, sino porque  simplemente no creemos que las podemos lograr.
Aquí pienso en Jesucristo y esta tesis se derrumba, su vida me interpela. Puede ser alguien mas soñador que él?  Nos propone una vida maravillosa basada en el amor, queda de nosotros creer en la fuerza de ese amor, vivirlo y asumirlo como vida. Para los que creean la vida será distinta que para los que no crean y de eso se trata la vida, de eso se tratan los sueños, de eso se trata el amor.
Tu vida será del tamaño de tus sueños y  de ese mismo tamaño será tu mundo.  ¡Tú decides! 
Así nació la ILC Academy como un gran sueño de FERNANDO CELIS, que en su momento era para él una meta de alto calibre, pero que en el tiempo se convirtió en una gran plataforma Online de formación  de liderazgo y Coaching ya con expansión en Chile y Miami y el sueño de lograrlo en Colombia, Panamá, Ecuador y México. 
Recientemente en un Post de Instangram  de la ILC nos pedían que compartiéramos la experiencia #Aniversario2ILC  pero para ese momento eran tantas cosas las que tenía que compartir que decidí escribir este artículo para celebrar el segundo aniversario de la ACADEMIA INTERNACIONAL DE LIDERAZGO Y LIFE COACHING  (ILC ACADEMY).


Soy de la primera cohorte de Life coach formados en Venezuela por el Master Coach Fernando Celis,  a través del maravilloso grupo humano de GENTE EXCELENTE empresa de formación de la Isla de Margarita y con calidad mundial. De allí nace #LaIslaMundialDelCoaching. Para ese momento histórico no existía la ILC ACADEMY. Esta Primera certificación se hizo con el aval de la Asociación Venezolana de Coaching (AVENCOACHING)  y el sello de Gente Excelente, pero era un gran sueño de Fernando Celis hacer una plataforma Online para realizar sesiones de coaching Online y ofrecer formación desde allí.  


Mi di cuenta de lo importante que era este proyecto para él cuando veía que los ojos le brillaban y su voz se tornaba melodía cuando hablaba de un primer proyecto que intentó hacer con otro grupo de Coaches y  a cuya plataforma yo me registré, pero no funcionó. A mi criterio  hizo falta la energía espiritual del amor para lograr el éxito. 

Esto no fue impedimento para seguir intentándolo junto a su gran administradora de sueños Carmen Silva. La experiencia de vida  le permitió unirse  a nuestro consentido Samuel González  Life Coach y allí nos demostró que cuando luchamos por nuestros sueños, pero sobre todo cuando creemos en ellos, son posibles y realizables, solo basta la buena energía del amor que todo lo puede y esa misma energía va ganando voluntades de los mejores que se van a uniendo poco a poco con el único interés de hacer surgir posibilidades y de realizar sus propios sueños. Es gente soñando y haciendo soñar a otros. Es cumpliendo sueños y haciendo cumplir los sueños de otros. El mejor concepto de trabajo en equipo, y  de aquí sale nuestro slogan: TU SUEÑO ES NUESTRA RAZÖN DE SER.  Y digo nuestro slogan porque me siento parte de la gran familia que es hoy la ILC ACADEMY, la vi nacer,  la vi dando sus primeros pasos y ahorita la estoy viendo crecer con alegría. 

Con este mismo concepto de equipo se une nuestra María Alexandra Duque @MarialexCoach Mujer incansable en el trabajo ILC Academy y de una gran calidad humana que se describe en su trato amable y sonrisa eterna. Siempre dispuesta a apoyar nuestro crecimiento y a impulsar el conocimiento dentro de la Academia. La Señorita Teschmacher como la conocemos en la gran familia ILC es nuestra coordinadora Académica y tiene la responsabilidad  junto con Fernando Celis de todo lo relacionado con los cursos y certificaciones que realiza la Academia. Ella es ILC, ella es ILC Academy. 

A este gran sueño se han unido muchas personas y todos maravillosos. Personas vibrando en emociones positivas y seguimos creciendo: David Salazar, Najiba El Halabi, Marcela Concha, Siboney Perez y un gran grupo de personas que no me atrevo a nombrar para evitar olvidar a alguien. Destacando el gran grupo de E-Coach que son los que proyectan el trabajo de la ILC con su profesionalismo y dedicación y dan prestigio a este proyecto en cada certificación que se realiza, feliz de  pertenecer a este selecto grupo, ahora con más compromiso como E-Coach Senior. Así celebro los dos años de la International Life & Leadership Coaching Academy.

 Al principio, para mí como docente Universitaria de larga experiencia,  23 años para ser exactos, fue más que un reto, fue una gran emoción vivir mi pasión de formar a otros ya no desde un salón de clases tradicional sino desde una plataforma Online practicando el E-Learning y demostrando que si es posible formar  a Life Coaches con la misma calidad y profesionalismo con que se forman en el sistema presencial tradicional. Yo creo en este maravilloso proyecto y reconozco el gran aporte que deja al conocimiento los materiales disponibles dentro de la plataforma de formación. Doy testimonio que funcionan y la organización de cada modulo de enseñanza es impecable y esto lo digo con conocimiento de causa pues como estudiante y docente he participado de otras plataformas que no han sido tan existosas  ni ordenadas como ésta.
  

Mi agradecimiento a todo el equipo ILC Academy por confiar en mi como E-Coach Senior. Seguimos creciendo y expandiendo el conocimiento en liderazgo y Coaching y lo Celebramos comenzando el  Lunes 4 de Abril de 2016 la 6ta Cohorte Online de Certificación Life Coaching,  así como con otros cursos  que se realizarán en el año, para los que algunos ya están disponibles las inscripciones. #UnetealMovimento

 

sábado, 28 de febrero de 2015

¿Qué semillas estas sembrando en la Sociedad? Que Acciones te Caracterizan?



La Cosecha será buena si la semilla que siembras es buena. No en vano dijo el maestro en tiempos muy remotos: “Por sus frutos los conoceréis” (Mateo,7,15-20). Y es que a veces nos preocupamos tanto por el resultado y por lo que queremos, que olvidamos que el producto final, la meta, el éxito y el logro de eso que queremos se construye con nuestras acciones diarias, con nuestras pasos certeros, con el enfoque de nuestras actividades, en fin con lo que creemos, pensamos y hacemos a diario, día a día, noche a noche, semana a semana, mes a mes y año a año. 

Eso  será la cosecha que recogeremos, esa será la semilla que iremos sembrando en nuestras vidas, en nuestros hijos, familiares y en nuestra sociedad. Así se construye un país, con acciones que generen fuerza a los ciudadanos para continuar luchando por el desarrollo de nuestro País. Cada quien en su ambiente, en su familia en su trabajo en sus actividades lúdicas y con todas aquellas personas con quien compartimos.
A veces queremos que el país cambie, que nuestro jefe cambie, que nuestros hijos cambien y no nos damos cuenta que todo eso cambiará cuando comencemos a cambiar nosotros mismos.  Pensamos que los hijos rebeldes no tienen remedio y nos enfrentamos y nos imponemos a la fuerza  sin darnos cuenta que estamos colaborando a que su rebeldía crezca. Creemos que nuestro jefe nos trata mal porque es un amargado y nos tiene rabia y lejos de sonreír le volteamos  los ojos y perdemos el tiempo de trabajo  hablando mal de todo, en vez de cambiar nuestra actitud. 

Queremos que nuestro país sea el mejor, pero nos da flojera trabajar y solo hablamos que nada sirve, que antes todo era mejor, pero no hacemos nada para que nuestro presente se construya con acciones que nos impulsen al éxito. Nos conectamos en emociones negativas que sólo los perdedores asumen y olvidamos que somos fuente de agua viva con la que regamos nuestra plantación. Si nuestra semilla es buena y la regamos con agua limpia y le quitamos las malas hierbas que puedan enfermar a nuestras plantas nos estaremos asegurando de que nuestra cosecha será buena y abundante y estaremos recogiendo frutos durante toda nuestra vida, producto de nuestra buena siembra, de nuestro cuido y de nuestra dedicación y esfuerzo diario. 

La Buena semilla son todas aquellas acciones diarias que hacemos producto de nuestra sabiduría humana que es el arte del buen vivir o el vivir en armonía con nuestros valores, puestos al servicio de las personas que nos rodean, de los próximos, es decir de nuestro prójimo. Pero para que la semilla no muera hay que regarla y hacerlo con la mejor agua  con que dispongamos, agua limpia y cristalina que es todo aquello que leemos, que escuchamos, que compartimos, con lo que llenamos nuestro espíritu y alimentamos nuestra alma. Esto son los buenos libros, las canciones potenciadoras, las buenas compañías que nos impulsan al éxito, una buena conversación con las personas que sabemos nos aprecian e incluso, una oración que es ese dialogo íntimo y personal que hacemos con nuestro ser superior, sin importar la religión que profesemos. Esa es la fuente de amor que nutre nuestra alma y la hace diferente. Todas estas acciones nos potencian y nos hacen sonreír cuando todos están tristes, por eso es el amor la respuesta para nuestros hijos rebeldes, para nuestro jefe gruñón y para todas aquellas personas que nos rodean.

Pero no basta con eso, también es necesario quitar la mala hierba que hace que nuestra plantación se enferme y  no produzca la cosecha esperada, eso son todas aquellas personas que nos restan energía, los pesimistas, los que nunca están conformes con la vida, aquellos que no creen en nosotros, incluso no creen en ellos mismos, esas personas que nos roban los sueños porque tampoco saben que pueden soñar, los que se burlan cuando decimos que queremos cambiar, los que no creen en las cosas buenas, incluso no creen en la fuente inagotable del Amor. Estos son peores que los libros poco potenciadores  y la música poco estimulante que a veces imnunda nuestra radio. 

 Nadie puede dar lo que no tiene, por eso el llamado es a sembrar buena semilla, que son todas las acciones que hacemos,  a regarla con la mejor agua  que es todo con lo que cultivamos y alimentamos nuestro espíritu teniendo como la mejor energía para el cultivo el Amor que es la emoción positiva por excelencia, que nos da alegría, que nos da emoción, que nos impulsa a cambiar y que nos hace feliz. Los frutos serán la alegría, el logro, el éxito, la sonrisa, la amistad sincera, el apoyo incondicional de la familia, el aprecio de los amigos, la buena energía de las personas que vamos tocando con nuestro encuentro  e irán llegando bendiciones insospechadas producto de nuestras acciones.


Así como el mejor agricultor recogeremos la mejor cosecha, pues éste sabe que cuando la semilla es buena solo se tiene que preocupar por regarla y  cultivarla, pues sabe que la garantía está en la siembra, haciendo sabias las palabras del maestro cuando dijo: “ Por sus frutos los reconoceréis.”  

viernes, 19 de diciembre de 2014

Año que Termina Vs. Año que Comienza



Cuando se acerca el fin de año, la mayoría de las personas tienden a decir:
1.- Que se vaya este año rápido y venga otro mejor.
2.- Este año fue malísimo
3.- El año que viene voy a hacer todo lo que no hice en este que se va 

Y surge la gran pregunta?  Acaso el año es el responsable de que tú no hayas logrado lo que te propusiste a principio del mismo. ¿Que tiene el año que viene de diferente que te va a permitir hacer lo que no lograste en este?  ¿Acaso existe una especie de magia en el año que  ves próximo que te hace ser distinto? ¿ Y porque este año no lograste lo que te propusiste? 

Así se nos pasa la vida, de año en año, diciendo siempre lo mismo, sin asumir, y mucho menos entender que el año como tal no es responsable de que tú no hayas logrado tus metas. He aquí la clave. Eres tú mismo, tu energía, tu entusiasmo, tu alegría y tu emoción lo que puede cambiar esta realidad estando consiente que es justamente de ti de quien depende el logro o fracaso de tus metas y no del año en sí. El año es solo el tiempo para lograr la meta, pero el logro de la misma depende solo de nosotros y absolutamente de nosotros.

Es por eso que debemos ver el fin de año con entusiasmo, no para lamentarnos del fracaso de no haber logrado las metas, sino para enfocarnos en celebrar todo lo bueno y maravilloso que si pudimos alcanzar, de aquello que nos hizo feliz, de ese pequeño gesto que te ayudó a darle sentido a tu vida, cuando creíste ibas a caer. No es el año que termina la excusa para justificarnos de no ser constante con nuestros propósitos y haber abortado nuestros sueños. Tampoco es el año que termina,  la excusa para hacer responsables a otras personas de tu falta de disciplina con el trabajo, de tu desamor para con las otras personas con  que pudiste compartir tus alegrías. Tampoco es el año que termina la excusa para abandonar los sueños que te impulsan y te dan una razón para vivir. 

Es justo  el año que termina, la ocasión, para dar gracias, y dar gracias por los logros  alcanzados, por la alegría generada en otros, producto de nuestras acciones. Es el fin de año, el tiempo para darnos cuenta de las maravillosas cosas que hicimos, de los estudios que realizamos, de las actividades que a pesar de no estar planificadas, surgieron para darnos vida, para encontrarnos con nosotros mismos y con los demás, incluso para encontrarnos con Dios. Es justo el año que termina el momento adecuado para dar un abrazo a quien nos acompañó cuando estuvimos solosa quien compartió nuestros mejores momentos de alegrías, de risas, de emoción y porque no de tristeza. 


Es el momento oportuno para sonreír,  respirar y dar gracias por tantas bendiciones recibidas a lo largo de este año que se va, que fue maravilloso y lleno de alegrías.

Con esa misma emoción, debemos prepararnos para recibir el año que viene, que será mucho mejor, porque las experiencias que vivimos en este año, nos  han permitido crecer, nos han permitido aclarar ideas, nos han permitido establecer sueños que sabemos vamos lograr en el nuevo año, porque tenemos la alegría para hacer las cosas, tenemos el conocimiento y tenemos la sabiduría que nos deja la experiencia de la vida de este año, que cada día fue más rica y útil, para nuestro crecimiento emocional y espiritual, pero sobre todo tenemos el amor de Dios que nos bendice en todo tiempo y es la fuente inagotable de todo bien. Solo por eso estamos seguros que este nuevo año será único y con características especiales que nos permitirán decir a su fin el año que viene las mismas frases de agradecimiento que en este momento hacemos.

Solo nos queda darle la bienvenida  al nuevo año, con el mismo entusiasmo y  la misma alegría con que nos despedimos de este año que se va, no sin antes sonreír mientras hacemos la evaluación de las muchas cosas buenas que experimentamos en este año  y para mí una de las experiencias mejores de este año fue conocerte.  

domingo, 23 de noviembre de 2014

No basta con tener éxito. Hay que ser feliz



Quiero ser una persona exitosa, es lo que escuchamos muchas veces en los salones de clases en el caso de profesores, en el consultorio en el caso de psicólogos y psiquiatras, en las conversaciones entre coach y coacheé e incluso en los jóvenes que empiezan a apuntalarse como gerentes y agentes dinámicos de la nueva sociedad. Pero ¿qué es el éxito?  ¿Acaso  hay una definición universal que pueda ser asumida por todos? Quizás como concepto lo podemos definir según la real academia como 1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. 2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo. 3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto.

Entonces está relacionado el éxito con los negocios?  Y si yo no tengo un negocio, no puedo ser exitoso? Y si tomo el concepto de resultado feliz de una actuación, me podría preguntar ¿qué actuación? Acaso los seres humanos actuamos iguales? Aquí empiezo a entender que el éxito está relacionado con lo que para cada uno es una buena actuación, una buena aceptación e incluso un buen negocio. Esto sin tocar la palabra feliz.

Ahora la pregunta se traspola a que es para mí el éxito. Está claro que como seres humanos, pensamos distinto, tenemos gustos distintos y lo que para mí puede ser exitoso para otro no. Igualmente podemos encontrarnos con personas que darían la vida por lograr algo que ya nosotros hemos logrado e incluso  no representa importancia para nosotros. 

Allí la clave, hay que saber que es importante para mí como persona, ¿cual es la meta trazada, ¿qué me impulsa? ¿Porque quiero lograrlo? ¿Cuál es la satisfacción que me da? ¿Cuanto me llena espiritualmente? ¿Lo considero solo una meta exitosa o me hace feliz?  ¿Ese logro me emociona? ¿Me apasiona? ¿Me hace vibrar como persona? ¿Lucho por conseguirlo?  ¿A cuantos beneficia? ¿Que aporte deja a la sociedad? ¡Que herramientas cuento para lograrlo? Quizás son muchas preguntas, pero realmente son pocas, para encuadrar y definir que es el éxito para mí y así descartar lo que no entra en mi propia definición.

El éxito de una ama de casa ¿será igual a la de un empresario? ¡Pues no¡. Los dos logran el éxito pero con aspectos distintos, con situaciones distintas e incluso con recursos distintos. Quizás aquí encontramos que el éxito de la ama de casa  y lo que le hace feliz, no es igual para el empresario o viceversa. Todo radica en descubrir que tanto me emociona lo que defino como éxito, que tanto me apasiona  ir por él, sin olvidar los recursos con que cuento para lograrlo y aquí de despliegan muchas variables. Los recursos financieros que por lo general son escasos, los recursos, materiales, humanos, tecnológicos, etc

¿Qué pasa si no cuento con esos recursos? y si por el contrario, ¿Qué pasaría si realmente  cuento con esos recursos? ¿Cuanto podría lograr esa meta?
No basta con definir mi éxito y saber con qué recursos cuento. Hay una característica especial que me hace diferente y eso tiene que ver con mi calidad humana, con mi formación familiar, con mi sistema de valores, de creencias, con mi empuje, mi confianza, mi alegría y mi emoción. Pero sobre todo con mi amor 

Palabra simple y a veces mal vista en el mundo empresarial, pero tan necesaria para los empresarios, porque ¿para quién se supone trabajan los empresarios? Pues para la gente,  para llevar un servicio, un bien o cubrir una necesidad de la sociedad. Y este bien o servicio hay que hacerlo, disponerlo y ofrecerlo con amor, porque como diría  un pasaje de la biblia si entregaras todo los bienes del mundo y te faltara el amor, nada soy. “Soy como campana que suena”
Se intenta tocar la fibra de las emociones que son las que impulsan acciones y si esas acciones en están en armonía con  el equilibrio del ser humano mejor, entonces parecería un tema  sencillo pero se quiere sensibilizar a muchos empresario exitosos, que tienen mucho pero también tienen vacío espiritual, tienen recursos económicos suficientes y eso definitivamente les  facilita la vida pero en muchos cosas no les hace feliz.

 La pregunta Eres exitoso? que haces para lograr el éxito? cuanto tiempo le dedicas a lograr ese éxito?  ok muy bien ahora la gran pregunta?   Eres feliz?  Que haces para ser feliz? cuanto tiempo le dedicas a tu felicidad, mejor aún sabes que es lo que te hace feliz?
 
A veces se nos pasa la vida buscando la tan ansiada felicidad y no la encontramos, porque no sabemos que es lo que nos hace feliz, peor aún la buscamos en los otros, en las cosas, en los trabajos y cuando lo logramos, la seguimos buscando, porque no buscamos dentro de nosotros mismo, en nuestros corazones,  en nuestro espíritu, en  nuestra  alma, sencillamente no buscamos el amor que esta allí y no lo encontramos porque lo buscamos fuera de nosotros.
Allí el gran problema del ser humano. Es necesario buscar el equilibrio de mente cuerpo espíritu y psique. Debemos buscar el equilibrio biosicosocioespiritual del ser humano, según lo define el Dr. Emiro Marcano maza, Psiquiatra Venezolano en su obra: verba Médica. Este equilibrio  para llenarnos de vitalidad, salud, intelectualidad, triunfo, éxito y la energía que mueve al mundo, El Amor.

Muchos empresarios, y gente de negocios, dicen que no hay tiempo para el amor, sin saber que justamente es el amor la fuerza más grande que mueve al mundo y la emoción que impulsa a grandes éxitos. El amor de pareja es otra cosa, hablo del amor que se basa en el conocimiento de la necesidad del otro, prestar la ayuda y no pedir recompensas por el favor realizado y es aquí que están las funciones de una empresa comprometida con su público. Lo que ahora conocemos como responsabilidad social empresarial. ¿Acaso no es esto un mecanismo de llevar amor a nuestra sociedad?

La invitación es no sólo a buscar el éxito, sino a ser feliz y solo podemos ser felices cuando hacemos actividades que nos nutran, nos llenen el espíritu, nos produzcan placer y sintamos que estamos dando un aporte a nuestra sociedad. Solo cuando sentimos que estamos contribuyendo con otros y estamos haciendo lo que realmente nos  apasiona podemos tener éxito y ese éxito, sin duda, nos hará feliz.

Enlaces de interes

Centro Latinoamericano de la Voz http://celavoz.com/